A propósito de la Revolución Cubana (V)

Capítulo 5

La dictadura de Fulgencio Batista

Fulgencio Batista aparece por primera vez en al política cubana el 5 de septiembre de 1933, en que se produjo un movimiento militar contra la dictadura de Machado, dirigido por el entonces sargento Batista, que instaló a Ramón Grau San Martín en el poder. El golpe de Batista es llevado a cabo por los suboficiales y oficiales inferiores del ejército cubano. El gobierno de Grau tomó diversas medidas de matiz progresista como la reducción a ocho horas laborales, un salario mínimo profesional, planes de empleo, mínimas normas de seguridad en los trabajos y pensiones de jubilación, disolvió los partidos políticos que habían sostenido la dictadura y nacionalizó la compañía de electricidad que era norteamericana. Incluyó igualmente a algunos dirigentes con notoria actividad antiimperialista, como Antonio Guiteras. Este gobierno suscitó la reacción de los Estados Unidos, cuyo gobierno se negó a reconocer la legitimidad de Grau y envió un crucero y tres acorazados, como primer aviso, y poco después algunas unidades navales y varias escuadrillas de aviones, y fomentó una insurrección de los oficiales partidarios de Machado.

Finalmente Grau es obligado a convocar elecciones a una asamblea constituyente, que se celebraron en abril de 1934. Ganó Carlos Mendieta y los campesinos fueron expulsados de las fincas rústicas que habían invadido y se anuló la nacionalización de la compañía de electricidad. El 12 de junio de 1934 se aprobó una nueva Constitución y se renovó el derecho de intervención militar de Estados Unidos previsto en la enmienda Platt. En marzo de 1935 se produce una huelga general encabezada por los maestros y Guiteras que es sofocada brutalmente por el ejército de Batista y el 8 de mayo de 1935 Antonio Guiteras es asesinado en el Morrillo.

Durante los años transcurridos entre 1934 y 1937 se alternan diversos presidentes pero siempre bajo la tutela del militar Batista. En las elecciones de 1940 para la constituyente se presenta la Coalición Socialista Popular, que englobaba a Batista, comunistas y fuerzas menores, bajo la bandera del “antifascismo”. El 14 de julio de 1940 Fulgencio Batista fue elegido presidente de Cuba, ésta cooperó con los aliados y declaró la guerra a Japón, Alemania e Italia.

Finalmente y tras sucederse varios presidentes, y ante las previstas elecciones presidenciales que tenían como favoritos a los ortodoxos (1) y comunistas que estaban preparados para pactar y formar gobierno, Batista da un golpe de Estado el 12 de marzo de 1952. EEUU apoya sin titubeos el golpe de Estado de Batista.

Entre los que se oponen al golpe destaca el abogado Fidel Castro, hijo de un rico agricultor y miembro a partir de 1950 de la juventud ortodoxa. Tras el golpe de Batista, Castro denunció al Tribunal de la Suprema Corte todas las violaciones a la Constitución cometidas por Batista. El Tribunal examinó y estableció que la “revolución” era fuente de toda ley y no había motivo para proceder. Castro decide optar por una acción armada, y el 26 de julio de 1953, al frente de un grupo de jóvenes militantes, intenta el asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, capital de la región de Oriente. El asalto, mal preparado, es un fracaso y la mayoría de los asaltantes son muertos o detenidos. Castro es juzgado y se hará famoso por su alegato ante el Tribunal (publicado bajo el título La historia me absolverá).

Bajo la dictadura de Batista la subordinación a los EE.UU. y la corrupción alcanzan límites no superados.

A finales de su mandato el capital norteamericano es predominante en la economía de Cuba y controla el 90% de la producción minera, el 90% de la distribución de electricidad y del teléfono, el 80% de los servicios públicos, el 50% de los ferrocarriles, el 40% de la producción de azúcar y el 25% de los depósitos bancarios. El porcentaje de población sin escolarizar era más alto que el de los años 20. El ingreso per cápita era de 312 dólares, frente a los 829 de Missisippi, el estado más pobre de EEUU. Sin embargo en La Habana circulaban más Cadillac que cualquier otra ciudad del mundo. En el campo 30.000 propietarios poseían el 70% de las tierras agrícolas mientras que el 78,5% de los campesinos se tenían que conformar con el 15% de las mismas. En el caso del cultivo de caña el dominio del latifundio estaba aún más acentuado: 22 grandes propietarios poseían el 70% de las tierras cultivables.

Pero además, la dictadura de Batista supone poner buen parte de Cuba en manos del mafia de los EE.UU. Se instalan en La Habana capos como Lucky Luciano, deportado de los EE.UU., y otros mafioso como Meyer Lansky y Santos Trafficante controlan para la mafia decenas de casinos en los que se blanquean los beneficios de sus negocios ilegales. Lansky construye en 1955 un casino-hotel de 21 plantas, el Riviera. Trafficante controla el Sans Souci y ambos tienen intereses en el Riviera, el Tropicana, el National el Sevilla Bitmore, el Capri Hotel y el Havana Hilton. La Habana se convierte en el paraíso de la mafia y en un inmenso burdel para los turistas americanos. Batista y sus familiares, junto con miembros destacados del ejército, se lucran en estos negocios ilegales, y controlan las máquinas tragaperras y los parquímetros.

El pueblo cubano, sometido a una durísima represión, vive indignado ante este espectáculo de degradación. Cuando la revolución se apodere de La Habana, en enero de 1959, los casinos, las ruletas, las mesas de juego y los parquímetros serán objeto especial del odio de las masas cubanas.

El propio estado cubano, penetrado por el imperialismo y corroído por la corrupción y la mafia, se descompone. Hasta el punto de que, como veremos, bastará un pequeño empujón para derribar todo el entramado.

(1) Del Partido Ortodoxo (ver más adelante)

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