A propósito de la Revolución Cubana (VII)

Capítulo 7

La lucha guerrillera contra Batista

En noviembre de 1956, el M-26 J desencadena en la isla un movimiento armado, dirigido por Frank País, y que de día coincidir con el desembarco en la isla de Castro, al frente de 80 hombres embarcados en el yate Granma. Pero la insurrección es aplastada y el propio desembarco del Granma llega tarde y lejos del lugar previsto. Cuando desembarcan las fuerzas de Batista están esperándolos y poco después se produce el primer combate, en Alegría del Pío, en que las fuerzas guerrilleras son derrotadas y se ven obligadas a dispersarse. Batista incluso publica la noticia de que Castro ha sido muerto.

El 18 de diciembre se reúnen 18 de los desembarcados, que comienzan una lucha de guerrillas en Sierra Maestra, donde cuentan con el apoyo de los campesinos de la zona. Ya en enero de 1957la guerrilla organiza sus primeras operaciones militares (el combate de La Plata) con éxito.

Durante todo el año 1957 la guerrilla crece y se fortalece, expandiéndose a todo el territorio oriental a través de nuevas columnas guerrilleras y frentes, al mismo tiempo que crece también el combate en las ciudades, llevado a cabo principalmente por los estudiantes. Destacables en este año son:

  • El Asalto al Palacio Presidencial, el 13 de marzo, por el Directorio Revolucionario.
  • El Combate de El Uvero, 28 de mayo de 1957, que marca la mayoría de edad de la guerrilla.
  • La creación de la segunda columna del Ejército Rebelde, la 4, comandada por el Che Guevara
  • La creación del II y III Frentes Orientales “Frank País”, liderados por Raúl Castro y Juan Almeida, respectivamente.
  • El asesinato de Frank País, el 30 de julio de 1957.
  • El alzamiento del 5 de septiembre, en la base naval de Cienfuegos: Marinos y luchadores clandestinos toman la ciudad por varias horas, destruyendo el mito de la unidad monolítica del ejército del régimen y resistiendo hasta que caen la mayoría combatiendo.

En 1958, el Movimiento 26 de julio cree llegado el momento de dar un paso más, y convoca a la Huelga General Revolucionaria del 9 de abril. Pero la huelga fracasa, al no ser apoyada ni por lo sindicatos oficiales ni tampoco la CTC (Central de Trabajadores Cubanos), dirigida por los estalinistas del PSP, (el PSP rechazaba en ese momento la lucha de Castro, que consideraba oficialmente como “putschista”). El boicot del PSP a la huelga general no es una anécdota. Los funcionarios estalinistas que trabajaban en el aparato estatal de Batista siguieron haciéndolo, desoyendo totalmente los llamados de Fidel, al que calificaban de aventurero pequeño burgués; mientras que “Novedades de Moscú” afirmaba que las insurrecciones armadas solo eran chispas, que en nada debilitaban el poder de Batista. El propio movimiento 26 de Julio condenó en agosto de ese año, la “traición” del Partido Socialista Popular.

El gobierno, derrotada la huelga, piensa que puede aprovechar la debilidad de las fuerzas revolucionarias, e inicia una ofensiva general en la Sierra Maestra para destruir a las guerrillas.

La ofensiva es derrotada en batallas como la de El Jigue y Santo Domingo, donde Fidel Castro, logra cercar, destruir y rendir, a varios batallones del ejército enemigo. Y es que la moral del ejército de Batista es muy baja. De hecho, durante lo sólo 26 meses que dura la lucha de la guerrilla, los combates son muy escasos. Según el historiador Hugh Thomas, en su Historia Contemporánea de Cuba “en realidad las únicas batallas serias que se libraron en la guerra civil fueron las de Santa Clara y las que provocaron la derrota de la ofensiva [del gobierno] en verano de 1958”. En esos choques mueren 6 y 40 rebeldes respectivamente. H. Thomas estima que aún teniendo en cuenta que en una guerra de guerrillas las batallas campales nos son habituales, los choques armados, en general, fueron escasos. Durante todo el período de guerrilla el ejército de Batista no perdió más de 300 hombres.
El propio tamaño del Ejército Rebelde, da una idea de lo que estamos hablando. Según el propio Castro, hacia abril de 1958, el número total de hombres armados a su mando era de 180 aproximadamente y, en el momento de la caída de Batista había aumentado solamente hasta 803 (1). Otros autores dan cifras de 300 en 1958 y no más de 3000 a la caída de Batista. Derrotada la ofensiva y con las armas capturadas, se crean varias columnas guerrilleras más, dos de ellas, comandadas por Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, realizan la invasión al occidente del país. Parten de la Sierra Maestra en Agosto del 1958, y llegan al centro de la isla en Octubre, habiendo atravesado más de 400 kilómetros.

La propia burguesía comienza a pensar que el régimen de Batista va a ser derrotado, y sus portavoces comienzan a buscar salidas alternativas. El 20 de julio, el M-26 de Julio y diversas fuerzas de la oposición burguesa a Batista firman el Pacto de Caracas, que compromete al nuevo gobierno a un programa democrático elemental:

“Tres puntos son los pilares de esta unión de las fuerzas oposicionistas cubanas:

Primero: Estrategia común de lucha para derrocar la tiranía mediante la insurrección armada, reforzando en un plazo mínimo todos los frentes de combate, armando a los miles de cubanos que están dispuestos a combatir por la libertad. Movilización popular de todas las fuerzas obreras, cívicas, profesionales, económicas, para culminar el esfuerzo cívico en una gran huelga general, y el bélico en una acción armada conjuntamente con todo el país. De este empeño común, Cuba surgirá libre y se evitará nueva y dolorosa efusión de sangre de las mejores reservas de la patria La victoria será posible siempre, pero más tardía, de no coordinarse las actividades de las fuerzas oposicionistas.

Segundo: Conducir al país, a la caída del tirano mediante un breve gobierno provisional, a su normalidad, encauzándola por el procedimiento constitucional y democrático.

Tercero: Programa mínimo de gobierno que garantice el castigo de los culpables, los derechos de los trabajadores, el orden. la paz, la libertad, el cumplimiento de los compromisos internacionales y el progreso económico, social e institucional del pueblo cubano.

El gobierno de los EE.UU. pronto dejará de suministrar armas a Batista. Los estalinistas cubanos también sienten el cambio de vientos. En julio de 1958 se produce una primera entrevista entre Castro y el representante del PSP y antiguo ministro de Batista, Carlos Rafael Rodríguez. A finales de agosto, en una segunda visita a Sierra Maestra, Carlos Rafael Rodríguez consigue la firma de un acuerdo entre e PSP y Fidel Castro: a cambio del apoyo comunista a distintos niveles, Fidel aceptaba la entrada de los miembros del PSP en las filas rebeldes.

El ejército de Batista se descompone a pasos agigantados. En diciembre de 1958, El Che Guevara y Camilo Cienfuegos emprenden la ofensiva decisiva hacia la región de Las Villas, de la que es capital Santa Clara, en el centro de la isla. Después de la conquista de dicha localidad, que comenzó el 29 de diciembre (el ejército de Batista se rindió tras los primeros enfrentamientos), Guevara y Cienfuegos recibirán la orden de Fidel de marchar hacia La Habana.

El gobierno de los Estados Unidos, convencido de que Batista está derrotado, intenta una última maniobra: una Junta Militar que asuma el poder tras la renuncia de Batista. Pero en ese momento, la clase obrera de La Habana y de las otras ciudades juega un papel decisivo en desbaratar la maniobra. Se lanza a la Huelga general que precipita el hundimiento del régimen de Batista Como explica Karol en su libro Guerrilleros al poder: “toda la semana de la huelga general en la capital constituye un elemento decisivo de la situación, impidiendo a cualquiera rellenar el vacío de poder”. Más adelante señala: “El ejército rebelde no es lo suficientemente numeroso como para infligir sólo, sin ese potente movimiento de huelga, el golpe de gracia a las viejas estructuras políticas”.

La noche de Nochevieja, Batista comunicará a sus colaboradores su decisión de abandonar la isla: lo hará  a las tres de la madrugada del 1 de enero de 1959. Ese mismo día, Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos serán los primeros comandantes de la revolución que entrarán en La Habana el día de Año Nuevo de 1959.

(1) Discurso de Castro de 1 de diciembre de 1961, El Mundo La Habana, 22 de diciembre de 1961.

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